Durante tiempos de crisis, nos enfrentamos con necesidades físicas y de seguridad; por supuesto que el objetivo primario es la estabilización de las heridas y finalmente la preservación de la vida, con el fin de minimizar el número de víctimas. Todos los días ocurren desastres y cada año millones de personas son afectadas por ellos. Las fuerzas extremas y abrumadoras de los desastres tanto naturales como los producidos por el hombre, pueden tener poderosos efectos a largo plazo sobre los individuos, comunidades locales y sobre la estabilidad social, política y económica de las regiones afectadas, municipios, provincias y aún a nivel nacional. A pesar de que los desastres pueden durar de segundos a algunos días, los efectos de los mismos sobre las personas y las comunidades pueden continuar durante meses o años, en un extenso proceso de recuperación, reconstrucción y restauración.