Uno de los desafíos más importantes en la práctica de la clínica cotidiana en el campo de la salud mental, lo presenta el tratamiento de distintos trastornos durante el embarazo, el parto y la lactancia; no sólo por los posibles efectos teratogénicos sobre el neonato y/o los eventos adversos sobre la madre y el niño en el alumbramiento; sino también por los deletéreos efectos, en lo inmediato y largo plazo, que dichos trastornos pueden tener por sí mismos sobre la madre y su hijo.