Los intervinientes médicos, paramédicos, voluntarios y socorristas, trabajan en esta situación con conflictos cada vez más violentos; por ende, la carga individual y colectiva de las emociones y de las reacciones de estrés que llevan sobre sus hombros es cada vez más pesada, ya que al estrés de base se suma el estrés acumulativo y estrés disruptivo.
Hoy en día se admite que, por el bien de las víctimas, vale la pena prestar más atención a aquellos que prestan atención.
Héroes versus profesionales altamente capacitados: Los héroes no reconocen sus emociones.
Sólo si los miembros de los equipos aprenden a desprenderse de los prejuicios, mostrar sus emociones y pedir ayuda podrán disminuir las posibilidades de sufir los efectos del impacto emocional que ocasiona asistir a una tragedia.
Si por razones culturales a los hombres, de por sí, les cuesta llorar en público o en privado, menos aún les está permitido a los colectivos, de los que espera fuerza, seguridad y capacidad para resolver situaciones terribles, como son por ejemplo los bomberos o la policía (Gemma García).
Muy pocos saben, y casi nadie se pregunta, lo que sienten o padecen a corto y largo plazo los hombres y mujeres que cada día responden a las llamadas de auxilio. “Los profesionales de emergencia normalmente trabajan en situaciones puntuales”, lo habitual no es trabajar con cientos de personas afectadas. Estos escenarios pueden ser dantescos y lógicamente dejan mella en los testigos presenciales.
En suma, a las víctimas directas de la pandemia, trabajadores de servicios de emergencia como la policía, bomberos, equipos de paramédicos y los mismos profesionales; son repetidamente expuestos al virus.
Ellos deben ser testigos de estas horribles realidades, además de la preocupación por su propia seguridad y la de sus seres queridos; y vivir con las memorias que acompañan y siguen a dichos eventos.
Conceptos Claves:
Cuando un profesional de equipos de respuesta es protagonista de un evento traumático, dependiendo de la calidad y magnitud de dicho evento, no existe lugar aquí para que ninguna teoría, investigación o trabajo clínico lo haya preparado para entender a lo que se está enfrentando: sobrevivir y trabajar para recuperarse de un desastre y/o catástrofe.
Esta experiencia personal provee de una oportunidad única para desarrolar una apreciación de la naturaleza de los eventos traumáticos y de su sufrimiento.
Trabajadores especializados y no especializados (agentes comunitarios, personal de rescate, docentes, voluntarios) son el primer contacto con la población y los primeros en ofrecer ayuda psicológica.
El personal que ofrece ayuda psicológica puede estar conformado por personas de muy distinto origen: Miembros de equipos de salud (médicos, paramédicos, enfermeros, asistentes sociales, etc.), Miembros de equipos de rescate (socorristas, bomberos, policías), Voluntarios de ayuda solidaria, Líderes comunitarios, docentes, religiosos.
Todos deben recibir capacitación, supervisión y acompañamiento en la atención psicosocial.
La vulnerabilidad grupal se ve afectada por factores de riesgo que incluyen la fatiga y el desgaste, la exposición a imágenes y relatos dolorosos, la empatía frente al sufrimiento y la excesiva involucración.
Además otros factores de riesgo incluyen ausencia de consolidación y cohesión grupal, explicación inadecuada de funciones, sobre exposición a factores extra estresantes (toma de decisiones, contacto intra e interinstitucional).
Se deben tomar medidas inmediatas que apunten al cuidado del personal y pra mantener la capacidad funcional de las organizaciones.
Para saber QUÉ, CÓMO y CUÁNDO HACER, hay que prepararse