Muchos damnificados deprimidos y emocionalmente afectados por las nuevas variantes del Covid describieron su incapacidad para enfrentar su soledad, sus miedos y su desesperación. Según distintas estadísticas, alrededor de 374 millones de personas sufren trastornos de ansiedad como resultado del Covid.
El Covid puede matar de muchas formas, y no estamos prestando atención si insistimos en considerar sólo los efectos físicos de la propagación del virus. Las víctimas vivas pagan un severo precio mental y emocional. Y parte del problema se debe a que fallamos en identificarlo, así como en publicitar el poder que tiene el Covid sobre la salud mental de la población mundial.
Para tener una idea del alcance de este aspecto de las consecuencias de la pandemia actual, el prestigioso Lancet Journal, basado en la información de 48 estudios que abarcan 204 países, estimó que la cantidad total de personas que sufren trastornos de ansiedad como resultado del Covid es de por lo menos 374 millones.
La depresión tiene consecuencias en cada aspecto de nuestras vidas.
Así lo describen algunas víctimas:
Es destacable que todos señalan al distanciamiento social como la clave para resolver la gravedad del Covid, sin dejar claro que fortalecer las relaciones sociales es por lo menos tan importante para asegurar que las vidas que preservamos nos brinden significado, alegría y propósito.
Es verdad, el distanciamiento social es un buen consejo para prevenir el contacto que promueve la transmisión de la enfermedad. Pero la frase ignora un antídoto sumamente poderoso al estrés emocional y mental que dio lugar a la popularidad de un sitio web que alienta el suicidio. Nos necesitamos mutuamente.
Sí. Tenemos que enfatizar el peligro físico del virus, pero también tenemos que subrayar el peligro emocional de la soledad. Debemos prevenir la propagación de la enfermedad, pero igualmente importante es la necesidad de encontrar maneras de fomentar las amistades.
Por eso no me gusta la frase “distanciamiento social”. Sería mejor enfatizar el “distanciamiento de la enfermedad” o la “defensa social”.
Lo primero en vencer al Covid.
Lo segundo es sobreponernos al triste espectro de la desesperación y la depresión universal en un mundo que olvidó la importancia suprema de que fuimos creados como seres sociales.
Ambas cosas son esenciales para que el mundo vuelva a ser bueno.